Es el ocaso triste de mi vida,
Donde este camino de rosas negras llega a su final,
El canto de cuervos se hace más intenso,
Y la muerte parece venir a buscarme,
Dios se ha olvidado de mí,
Solo recuerda el castigo celestial,
Al hacerme vagar por este mundo eternamente,
Donde veo como todo nace y muere,
Menos yo, donde todos son ángeles,
Y a mí me dio alas rotas, y unos ojos sin cerrar,
La misericordia era un silencio profundo,
Sin saber, la luna elevada en el cielo,
En tibias miradas estaba haciéndome compañía,
Presenciando actos de tragedia,
Derramo una de sus lágrimas sobre mi piel,
Sentí la vida, sentía un placer intacto,
Naciste tu, desde mi sueño más profundo,
Donde las caricias sinceras y los besos liricos,
Anunciaban desde altares tu nombre,
La fertilidad del amor que florece,
Probé la miel de tus labios en primavera,
Como cual esperanza de vida,
La intensidad de las noches, cuales vinieron,
Nos hacen beber el amor de la misma copa,
Nos emborracha, nos enloquece,
Nos derrite, nos hace fugitivos,
Y en mi corazón resucitan los latidos,
Dejando en gotas de vida,
Y cada segundo suspendido.
(Autor: Cokeus Demain)